La capital de los Países Bajos es uno de los destinos más populares en Europa, aún cuando no cuenta con grandes monumentos o paisajes icónicos. Sin embargo, hordas de visitantes en busca de diferentes experiencias, concurren en sus canales, recorren en bicicletas las empedradas calles, y todos encuentran aquí la atractiva combinación de historia, el encanto urbano moderno y la vida nocturna del modo en que solo Ámsterdam lo hace.

Mi punto de partida fue la Estación central de trenes o Amsterdam Centraal, un hermoso edificio de estilo gótico-renacentista, que domina la margen izquierda del río Amstel. Este afluente, sobre el que se construyó un puente con una represa, o dam, en el idioma local, originó el nombre de la pequeña población de pescadores que se asentó en las orillas.

Su curiosa geografía, ha hecho que la ciudad y el agua estén íntimamente ligadas desde hace siglos, conformando las imágenes que conocemos de las angostísimas fachadas que se suceden a lo largo de los canales que atraviesan Ámsterdam.


La humedad de la región ha provisto a la tierra de los nutrientes que propician el cultivo de los emblemáticos tulipanes holandeses, que visten de colores los campos y la ciudad. Es posible adquirirlos en maceta o en semillas, y los venden en los mercados y hasta en el aeropuerto.


Pero en la bella Ámsterdam también se venera el arte, presente en la gran cantidad de museos que atesoran piezas de diferentes épocas y estilos, concentrados en un solo distrito.
El Museo Van Gogh alberga la mayor colección en el mundo de este artista, nacido en la ciudad. Largas filas se forman desde tempranas horas para comprar las entradas, y otras para acceder al museo. Se recomienda adquirir los boletos en línea para evitar tiempos perdidos.

A unas cuadras, en el Rijksmuseum o Museo Nacional de Ámsterdam, se exhibe la más famosa colección de pinturas del Siglo de Oro holandés, así como otras colecciones más pequeñas de arte oriental y egipcio.

Otro hijo notable de Ámsterdam fue Rembrandt, maestro del barroco holandés, cuyas obras están concentradas en el Museum het Rembrandthuis, o Casa Museo de Rembrandt.
El Museo Stedelijk rescata a Mondrian de entre su colección de arte moderno, y se destacan una habitación pintada por Karel Appel y una gran colección de pinturas de Kazimir Malévich.

Pero de entre los museos de Ámsterdam, la más especial es, sin duda, la Casa de Ana Frank, que servía de oficina a la compañía de especias y conservas Opekta, propiedad de Otto Frank, padre de una familia judía proveniente de Alemania. En el anexo posterior se ocultaron los Frank (Otto, Edith y sus hijas Margot y Ana), junto con los Van Peels y el dentista Fritz Pfeffer, durante la ocupación nazi en Europa. Por el tiempo que permanecieron escondidos, la joven Ana que soñaba con ser escritora, plasmó en su diario sus experiencias del encierro y convivencia con los demás habitantes del anexo, así como sus ideas y sentimientos con respecto a la guerra y a su propia persona.
Luego de más de 2 años, la Gestapo irrumpió en el escondite y detuvo a todos sus habitantes, enviándolos a diferentes campos de concentración. Los amigos y empleados de Otto Frank, único sobreviviente, le entregaron el diario encontrado en el anexo. Fue publicado en 1947 y ha vendido más de 30 millones de ejemplares en el mundo, traducidos a más de 60 idiomas.
El museo es muy concurrido y diariamente se forman largas filas que dan vueltas enteras a las calles aledañas, por lo que se recomienda adquirir los boletos en línea, y evitar las largas horas de espera.

En cada rincón de la ciudad, hablará la historia y la belleza de su arte y arquitectura. En todas las calles se corre el riesgo de ser atropellado por una bicicleta. Todas las noches se encienden con el ambiente del famoso Distrito Rojo. Todas las “cafeterías” se llenan de humo y las risas de quienes no precisamente toman café. Todos los que vamos a Ámsterdam, siempre querremos volver.

Muy bonitas tus fotos de Amsterdam. Qué difícil es tomar una foto de ” I amsterdam” sin gente delante…. no lo logré nunca!
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Muchas gracias. Siempre hay mucha gente en el letrero, pero es preferible ir cuando ya está cayendo la tarde, porque está menos concurrido. Saludos, viajero.
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Amsterdan está en mi tintero … este año por otras prioridades no vamos a viajar como quisiéramos… tenemos un viaje corto de unos diez días a la isla norte de New Zealand, donde vivimos, … hace tres años no vamos por allá y hemos dejado en aquel momento unas cuantas cosas pendientes .. por suerte este país es pequeño 😀 ..
La idea es el año que viene hacer otro gran viaje, ojalá podamos meter este destino! 😀
Un beso!
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Me alegra que mi publicación te haya inspirado a visitar Ámsterdam, que es un lugar particularmente hermoso y único. Espero que lo logres pronto. Un abrazo.
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